El sorprendente tamaño del mundo en el Siglo de Oro

A menudo pienso que creamos nuestro propia realidad y no me refiero a cuestiones de energía o esoterismo (un jardín interesante en el que no entraré hoy) sino a nuestro modo de mirar, a nuestras creencias. Si observamos un árbol donde yo quizá vea calma o reposo tu puedes descubrir madera, un entomólogo pensará en bichos, un jardinero en tijeras de podar, un arquitecto en un objeto a potenciar y un ingeniero de caminos en un obstáculo a eliminar.

Nuestras vivencias y nuestras creencias nos condicionan a movernos, mirar y elegir de una determinada manera que será ajena a alguien con modos de pensar diferentes. Y aunque somos muy parecidos a aquellas personas que vivieron el Siglo de Oro sin nombrarlo de esta manera, también hay muchas cosas que miramos de maneras radicalmente distintas. Una muy significativa es la manera que tenemos ahora de relacionarnos con las distancias, con los mapas y el territorio, tan diferentes a las de aquellos tiempos.

¿Y quien mejor para explicar estas diferencias que alguien que ya es diferente de por si, que tiene una mirada digamos…particular sobre el mundo, el de antes y el de ahora? Te invito a adentrarte en el fascinante tamaño del mundo en el Siglo de Oro con Emi, una guía de excepción.