Trabajo con programadores culturales, bibliotecarias y maestros que están profundamente convencidos del valor del monólogo, ya sea humorístico, literario o teatral, para comunicar ideas, emociones, risas y aprendizajes, proporcionándoles espectáculos ágiles, divertidos, profundos, que hacen que el público salga contento y vibrante, con ganas de volver.