Ya lo sé, ya lo sé, el verso es difícil, tienes razón. Y si es del Siglo de Oro más todavía!
¿Pero por qué rehuirle a lo difícil? A veces las cosas que nos resultan complicadas (aprender un idioma, tocar un instrumento, dominar una especialidad artística, aprobar una ingeniería…) son también las que más nos entretienen, las que nos hacen saltar de alegría, las que nos dan un sentido de logro y de valía profundos.
Así que me he propuesto ayudarte en esta conquista del verso difícil…con un poquito de risa también para hacerlo más dulce! ¿Te atreves?