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Es verdad, a mi esto del amor romántico se me queda como que lejano, como algo que ya no ocurrirá, y menos mal, que el enamoramiento se me antoja una gripe, una enfermedad mental, un grano en el culo, cualquier cosa menos deseable.

Pero, ay! Si me pongo a recordar tiempos antiguos ¡que maravilloso se sentía ese revolotear de mariposas, esos suspiros extemporáneos, esos sudores y esas dudas, eses no saber cómo o qué hacer, ese forzar un encuentro, esas miradas furtivas, esas ensoñaciones que las más de las veces no llegaban a ninguna parte!

Y si nos atrevíamos a acercarnos a nuestro amor idolatrado a veces era poniendo de excusa a una amiga imaginaria… o no tan imaginaria y acabábamos traicionando a nuestra compi del alma por un acercamiento fugaz a nuestro objeto amoroso.

Pues aquí te traigo cómo ligar poniendo de excusa a tu amiga..pero en verso, claro, porque estas cosas ya pasaban hace mucho mucho tiempo! Y es que del amor no se libra nadie! Como dice nuestro sabio de cabecera, Quico Cadaval:

«Como el gurú de una seta destrutiva, el Amor transmite confianza a las incautas criaturas que caen bajo su influjo, hacen que se sientan llenas de poder, eufóricas, impacientes, dispuestas a cualquier cosa para lograr su deseo. Del deseo al crimen no hay más que un paso… Después el Amor desaparece, sin dejar rastro. Se desvanece como llegó, como un aroma que invade una noche de verano, cabalga en nuestros cerebros, en nuestra piel y desaparece. Las pobres criaturas se quedan maldiciéndolo, como un perro que se lame las heridas, y después se callan. Y en el silencio, desean que vuelva a actuar de nuevo. Espera que vuelva, otra vez, la noche de verano que no nos deja dormir…»